miércoles, enero 12, 2005

Cuando fumar no es un placer


Karim Sarkis, butanés, se echó las manos al bolsillo de la camisa. Nada. Con cara de fastidio, cogió las llaves del coche, algo de dinero, y gritó eso de "me voy a por tabaco". En la cocina, Yaiza Sarkis casi se corta una mano con el cuchillo de pelar patatas. ¡A por tabaco! Eso quería decir a la India, o a la China, porque claro, en el Bután está prohibida la venta y consumo de cigarrillos, y el que quiere comprar ya sabe la excursión que le toca. Desde luego, Karim no estaría en casa antes del desayuno...del lunes de la semana siguiente.
A bastantes kilómetros de distancia, en Italia, Valeria Rossi se sentaba en un bar ante su capuccino. Totalmente absorta en la lectura de Il corriere de la sera, no se dió cuenta del acto inconsciente de echar mano al bolso y tomar un cigarrillo. Mientras este colgaba de sus labios, mechero en mano, algo le llamó la atención: el silencio sepulcral que se acababa de formar a su alrededor. Miró en torno, para descubrir las miradas de sesenta usuarios del bar clavadas en ella. Cierto; en Italia ya no se permite fumar en los bares.
Una de las mayores paradojas de nuestro siglo es un paquete de cigarrillos. Uno le da la vuelta y lee eso de "mezcla de tabacos de gran calidad, que aportan el genuino placer de fumar", y dos milímetros más abajo, "las autoridades sanitarias (quienes serán?) advierten que fumar produce ceguera, sordera, y que la pilila se cae a cachos". Bien, piensa uno, señoras autoridades sanitarias, no se puede hacer que la gente entre en el cielo a golpes de cruz. No me lo vendan, o callen para siempre. No vi en mi coche, cuando lo compré, ningún cartel de "conducir a más de 120 puede producir tetraplegia galopante", o en las botellas de ron algo como "el alcohol produce cirrosis". Y, lo que es peor, jamás leí etiquetas de advertencia en los paquetes de carne envasada, del tipo "este pollo ha sido alimentado con unos piensos que vaya usted a saber qué producen, pero seguro que nada bueno".
Yo les propongo una cosa, señoras autoridades sanitarias: Dejen de consentir los piensos cancerígenos, los productos tóxicos en todo lo que comemos y bebemos; que no se fabriquen coches que corran a más de 120, y claro, obliguen a los fabricantes a que el tabaco sea eso, tabaco, nada de alquitranes, hidrocarburos y cicuta. De ese modo, aumentará nuestra calidad de vida, y podremos comer, beber y conducir tranquilos. Y fumar volverá a ser, únicamente, un placer. Posted by Hello

2 comentarios:

Sin embargo dijo...

¿No conducir a más de 120 kms. por hora? Yo no tengo tanta fuerza de voluntat.
En cuanto a los paquetes (...), siempre nos quedarán los cigarrillos de chocolate (léase: "cacao"), pese a que las autoridades sanitarias adviertan que producen caries. Si me llegan a decir de pequeño que debo dejar los Phoskitos... Qué disgusto, qué disgusto.

Gemma Minguillón dijo...

Tranqui, Sin; para que lo sepas, todo produce cáncer. TODO. Así que a vivir, que son dos días (a mí también me gustan los Phoskitos).