lunes, julio 12, 2010

A mi padre

Tenías que haberlos visto. Tú te acordarás de Guardiola, que jugaba de centrocampista en el último Barça que conociste, ¿no? Bueno, pues le hicieron entrenador de los cadetes. Y ahí se juntó La Gloriosa; un grupo de chavales de infarto. Uno de La Pobla, que se llama Puyol, y otro que vive ahí en la esquina de Miguel, que se llama Xavi. Y uno de Albacete, de Fuentealbilla, que en casa le llamamos Don Andrés, y otro con cara de Sembrador de patatas, que se llama Piqué. Y unos cuantos más, entre ellos un argentino que, cuando lo vió Reixach, le firmó a su padre un contrato en la servilleta de un bar, porque el Charlie ha tenido siempre mucho ojo. Y esos críos subieron con Guardiola a primera, y la formaron. Lo ganaron todo, todo. Anda que no me acordé de ti, con lo forofo que tú eras. Hasta a los más escépticos se les caían las lágrimas con el pibito y con esa línea en el centro del campo, y con las filigranas de Piqué en la defensa. Seis copas, papá. Todas. Y el seleccionador nacional (Vicente del Bosque; te acordarás de él porque jugaba hace siglos en el Madrid), va y los llama a todos para la selección. En el campo, tres del Madrid (uno el portero; un genio), otro del Sevilla, y todos nuestros chicos, siete. Y el de Fuentealbilla marca un gol que se nos cayeron a todos los palos del sombrajo, a cuatro minutos de ir a los penalties. Y tenemos la copa del mundo, papá. Míralos, ahí los tienes, la está levantando Don Andrés, para que puedas tocarla.