viernes, noviembre 21, 2008

Hojas muertas

Me gustaría escribir algo perfecto, lo mejor que haya escrito nunca. Algo como la carta de Pablo de Tarso a los corintios: "Aunque tuviera el don de la profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor nada soy". O como el comienzo del Eclesiastes: "Vanidad de vanidades, porque todo es vanidad. No hay nada nuevo bajo el sol". O como aquel poema de Pablo Neruda: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche; escribir, por ejemplo, la noche está estrellada (...)". Pero lo mejor está ya escrito, y es imposible emularlo, y ridículo tratar de imitarlo. Leamos, pues, en lugar de escribir. Conozcamos los libros que nos desvelan secretos del universo, o de un pueblo de dos mil habitantes, o de la pequeña alma de un pastor, o de un científico de la NASA. Es posible que no escriba más, o que, si lo hago, lo haga para mí, sin pensar en cómo queda, qué aspecto tiene, si suena o no bien leído en voz alta, si tiene sentido, si es divertido o no lo es. Es posible que ya sólo lea, porque soy incapaz de dejar de poner tildes en sólo cuando quiere decir solamente, y eso demuestra que ya perdí el tren. Es posible que me dedique a acumular riqueza en lugar de gastar el poco talento que pueda tener, por puro hedonismo. A lo mejor es simplemente la tristeza de entrar día tras día en este blog vacío.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que no está tan vacío, mujer.

Anónimo dijo...

Lo sé :)