martes, febrero 02, 2010

Beautiful looser


"Dame", me dijo sin mirarme, "una razón para seguir. Porque miro el camino, y es que no lo veo". "Seguro que no lo miras bien", contesté, "porque está, vaya que sí, y lo estás pisando. A lo mejor no lo ves por eso, porque vas pisándolo". Siguió caminando, pero bajó la vista, como para corroborar lo que yo le había dicho, que el suelo estaba ahí. Su rostro no mudó al comprobar que así era. "Y te diré otra cosa; no pises fuerte el sendero, sólo ve de puntillas, recórrelo deprisa, y métete en casa antes de que el demonio se entere. Porque si no, la realidad empieza a vibrar hasta que se rompe, y cuando comienza a hacerse pedazos, ya no para. Y se cae, y te da". Entonces sí me miró, pero sus ojos transparentes no parecían decir nada, ni estar pensando. Era como si viese a través de mí. De modo que nada sucedió, y seguimos andando, mirando la puerta de la casa del final del camino.

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