lunes, diciembre 03, 2007

De la apariencia


Si miras de lejos, es porcelana. Hermoso rostro, frío, hasta hierático. En su perfección, es como si no dijese nada. Acércate. Puedes tocar la nariz, la boca. Se estremece bajo tu mano. Observa, deja que la sensación del contacto te llene. Piérdete en la mirada, en la suavidad. Entonces podrás ver el alma. Y el alma es mucho más hermosa que la forma, más que la textura. Desde entonces, siempre tocará la tuya, cada vez que te pares un momento a mirarla, cada vez que le des el tiempo suficiente, cada vez que, por un momento, te detengas y mires.

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